viernes, 11 de septiembre de 2009

Por sus frutos los conoceréis

Javier Armentia, persona a quien tengo en gran estima y cuyo blog tenéis a la derecha, en la lista de bitácoras que sigo, iba a colaborar en un programa sobre ciencia en la COPE, como nos anunció él mismo hace unos días.

Pero Armentia tenía lo que, para trabajar en la emisora propiedad de la Conferencia Episcopal Española, parece ser un grave problema: es ateo. Peor aún: no esconde su condición de ateo, y además se permite criticar a la iglesia cuando lo considera oportuno desde su bitácora. Un tal Pepe, administrador de una bitácora que dedica a "refutar" torpemente el darwinismo levantó la liebre: ¡Es un ateo anticlerical! Otra web de orientación católica se hizo, con gran escándalo, eco del tema. Recomiendo echar un vistazo a los comentarios del anuncio del cese de Armentia en esa misma web para saber de qué clase de gente estamos hablando, por ejemplo:
Enhorabuena por haberle despedido. Una rata menos en la cocina. Pero me temo que la labor de limpieza aún se encuentra muy incompleta

Las medidas fueron tomadas de inmediato: Saltando por encima de los responsables del programa en que colaboraba Armentia, éste fue echado del programa por decisión de la dirección de la COPE.

Tengo que insistir: el programa que Armentia iba a realizar era sobre ciencia, nada tiene que ver con la línea editorial de la COPE, salvo que alguien pueda creer que existe una ciencia católica y una ciencia atea, y tal vez este sea el quid de la cuestión. No hace muchos años la iglesia defendía en España precisamente esa tesis de las dos ciencias.

En el discurso inaugural del CSIC, en 1939, su fundador y primer presidente se despachaba así:

Queremos una ciencia católica. Liquidamos, por tanto, en esta hora, todas las herejías científicas que secaron y agostaron los cauces de nuestra genialidad nacional y nos sumieron en la atonía y la decadencia. [...] Nuestra ciencia actual, en conexión con la que en los siglos pasados nos definió como nación y como imperio, quiere ser ante todo católica.


¿Exagerado el discurso? La Enciclopedia Católica también distingue una ciencia anticristiana de otra que no lo es:

La ciencia anticristiana lleva al Ateísmo. Cuando la ciencia repudia el reclamo de Cristo como Hijo de Dios, necesariamente repudia al Padre que le envió, y al Espíritu Santo quien procede de ambos.


Sin embargo la hipótesis de que existen dos ciencias es demasiado burda, no es creíble para nadie medianamente inteligente en la iglesia. El problema es otro: La ciencia es peligrosa. La religión en general y la católica en particular siempre ha visto en la ciencia una fuerza peligrosa que ha de ser controlada a toda costa. No los científicos, que pueden ser ateos o creyentes, rebeldes o sumisos,... sino la ciencia en sí. Poco respetuosa con dogmas y tabúes, con sus éxitos muestra a la gente que la verdad existe y está en este mundo.

Una alternativa más popular hoy en día a la hipótesis de las dos ciencias, es el recurso de apelar a la existencia de dos reinos independientes, el de la fe y el de la razón. Ninguno de ellos puede ni debe inmiscuirse en el otro. Bien, esa hipótesis no es novedosa, es característica del llamado averroísmo. Pero el averroísmo fue en su día condenado y perseguido por la iglesia. Si la iglesia adopta ahora tal discurso no es por un cambio de parecer por su parte: el Espíritu Santo jamás puede equivocarse. Lo adopta por debilidad. Allí donde la iglesia es fuerte, donde no necesita ponerse a la defensiva, no distingue tan claramente esos dos reinos. Por eso habla, sin creerlo, de una ciencia atea. Por eso hay quien defiende, como científica, la hipótesis del diseño inteligente.

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