lunes, 10 de mayo de 2010

¿Supersiciones razonables? (y II)

Sabiendo que hay supersticiones ventajosas y otras que (lo daremos por evidente) no lo son, sería una gran cosa que existiera algún criterio que nos permitiera discriminar unas de otras.

Ya he apuntado un posible criterio: la propia supervivencia de la superstición. Si ésta sobrevive durante mucho tiempo, es improbable que sea mala. Es éste un criterio que, con mucha precaución, podríamos calificar de “darwinista”. Luego veremos hasta dónde se puede llevar la analogía con el darwinismo y las consecuencias de ello.

Pero éste no es un criterio muy satisfactorio. Nada nos dice del grado de bondad de una superstición que resulte ser persistente. ¿Hay alguna razón de fondo para temer los encuentros con los gatos negros o para desear encontrar un trébol de 4 hojas? ¿O simplemente éstas son supersticiones que persisten porque aunque no son positivas para quienes las creen, tampoco tienen malas consecuencias? Además, este criterio no nos dice nada acerca de qué ocurriría si las circunstancias cambiaran.

Lo deseable sería encontrar un criterio que pudiera ser aplicado con antelación, sin necesidad de esperar para ver los efectos de la superstición. ¿Existe tal criterio? Sí, existe, ocurre que él mismo vuelve estúpidas e innecesarias las supersticiones, de modo que si estamos en condiciones de poder aplicarlo, podemos perfectamente descartar la superstición por positiva que ésta pudiera llegar a ser. Me explico.

He apuntado antes a un posible criterio “darwinista”, pero ¿en qué consiste el darwinismo? con frecuencia se entiende que la base del darwinismo está en “la supervivencia del más apto” (o, aun más burdamente, en “la supervivencia del más fuerte”). Pero en realidad esto no nos dice nada. Sobrevive el más apto, bien, pero ¿cómo sabemos que es el más apto? Pues porque ha sobrevivido frente a los otros. Un razonamiento circular que no lleva a ningún sitio.
Podemos romper el círculo si referenciamos dicha “aptitud” respecto al entorno en el que vive el individuo. Pero entonces mejor es que hablemos de “la supervivencia del más adaptado”, queda mucho más claro.

¿Y cómo podríamos saber a priori que una malformación o mutación genética en un individuo lo hace más apto [adaptado] para la supervivencia, sin esperar a ver si sobrevive o no? Solo hay una manera: Estudiamos el entorno, vemos si ha cambiado, estudiamos el individuo antes y después de su mutación, y vemos finalmente si el cambio producido le supone más ventajas que inconvenientes en el nuevo (o viejo) entorno. Resumiendo: hacemos ciencia (biología).

Volvamos de nuevo a las supersticiones. ¿Podríamos hacer algo análogo? ¿Cómo sabríamos a priori si una superstición supone o no una ventaja? Pues deberíamos hacer lo mismo: estudiar la superstición y el entorno en el que se desarrolla, o sea, hacer ciencia ciencia. Lo que pasa es que mientras que para el darwinismo podía bastar con la biología, ahora podemos necesitar muchas otras ciencias, según sea la naturaleza de la superstición.

Así pues ese es el criterio que buscábamos: la ciencia.

Ahora bien, si la ciencia tiene un grado de desarrollo suficiente como para poder ser empleada como criterio para determinar si una superstición es de las "ventajosas" o no, entonces ocurre una cosa: las supersticiones pierden su razón de ser. Si sabemos que una superstición es de alguna manera ventajosa, no necesitamos la superstición, sino que podemos ir a la raíz del asunto. Por ejemplo, si averiguáramos (es un suponer) que los gatos indican presencia de ratones y que los ratones son portadores de enfermedades, no necesitaríamos huir de los gatos negros, sabríamos ya muy bien lo que tendríamos que hacer con gatos y ratones.

6 comentarios. Haz el tuyo.:

Argonautas dijo...

Interesante artículo, que me suscita algunas dudas.

En primer lugar, precisar qué se entiende por "superstición", porque tan superstición se podría considerar pasar ante un gato negro, como llevarse un amuleto de la suerte, como un dicho popular ("a buen amigo, buen abrigo"), como una mitología (por ejemplo la griega), como una religión. En definitiva, todo lo que con nuestros instrumentos no cabría entenderse dentro de la ciencia, se podría llamar superstición, aunque con ese criterio habría muchos tipos disímiles de supersticiones.

Pasando de momento por encima del significado de superstición, se nos vendría encima un problema a la hora de defender el artículo: es tan imposible manejarse en la superstición con las herramientas de la ciencia como manejarse en la ciencia con las herramientas de las superstición, por lo que particularmente el criterio señalado no me parece muy fiable. En realidad, a lo que ese argumento nos llevaría es a tomar a la ciencia como superstición (en el peor sentido), encumbrándola por encima de toda otra forma de conocimiento. A un comportamiento tan absurdo (y dibujo una escena para parodiarlo y hacerlo entender) como estar corriendo delante de un oso y no cruzar el río porque hay un gato negro en la orilla.

No quiero hacer el comentario más largo, aunque me gustaría ir conversando, desgranando y añadiendo más ángulos sobre todos estos aspectos. Gracias a todos.

Evocid dijo...

Me pides que defina superstición, creo que es fácil:

Una superstición es una creencia acrítica y dogmática según la cual hay un nexo causal entre dos fenómenos distintos.

La diferencia fundamental entre la ciencia y la superstición la señalé en la primera parte del artículo: la ciencia es crítica, la superstición no. Una superstición que se volviera crítica, dejaría de ser superstición y habría dado el primer paso para convertirse en ciencia (el segundo paso sería la efectiva comprobación de que el nexo causal existe, lo que habría de hacerse con el método científico).

Por poner ejemplos de supersticiones: gato negro -> mala suerte; trébol de 4 hojas -> buena suerte; pedir cosas a Dios -> se conceden las peticiones.

A lo mejor tu o otras personas tenéis una idea distinta de lo que es una superstición. Pero entonces, no es de esa "superstición" de lo que yo he estado hablando.

Un saludo y gracias a ti.

Argonautas dijo...

Hola de nuevo, Evocid. Creo que has definido la superstición de una forma magnífica. Sobre esa base, entiendo mejor el ámbito de hechos al que te refieres con ese término. Y como dices, efectivamente, consiste en considerar una relación causal de forma acrítica y dogmática, o no científica.

La cuestión que se plantearía a continuación es que parece que la ciencia no puede demostrar ni dejar de demostrar ese tipo de relaciones causales más que por un procedimiento, que es la mera estadística, o como máximo, por inducción. Aquí se presenta el problema al que me refería: ¿cuándo se puede, y cuándo no, considerar "demostrada" una superstición desde una base científica inexistente (o cuanto menos indisponible por nosotros)? Una estadística, aunque manifieste que esa relación causal se cumpla en un 80, 90, o 99% de los casos (siendo extraordinariamente generoso), sólo es una estadística, no demuestra nada. En definitiva, no conecta causa y consecuencia en función de alguna ley científica. Con lo cual...

Evocid dijo...

Hola, Argonautas. Ambas, superstición y ciencia, tratan de establecer relaciones entre fenómenos. La diferencia entre ambas no se establece por el tipo de enunciados. "Ver a un gato negro da mala suerte" podría ser una hipótesis científica. La diferencia es la aplicación del método científico. No sé si estoy capacitado para describir en qué consiste tal método, pero está intimamente relacionado con la actitud del científico ante la hipótesis que tiene entre manos. El científico no tratará de demostrar que ver al gato negro de mala suerte. El científico tratará de refutarlo, y pondrá en ello todo su empeño. Cualquier intento de blindar la hipótesis frente a la refutación (por ejemplo, decir que no se puede definir con precisión la "mala suerte") será considerado como trampa, actitud no científica. Al contrario, serán aplaudidos los intentos en sentido contrario. Cuantas más cosas prohiba una hipótesis, mejor, pues más maneras habrá de intentar refutarla.

Hoy en día la inducción como criterio de cientificidad no goza de mucha popularidad. Tiene serios problemas lógicos. Tal vez sea mediante la inducción que muchos científicos llegan a lanzar sus hipótesis, pero para lanzar una hipótesis cualquier método es científicamente válido. La prueba de fuego viene una vez que la hipótesis está ya lanzada, en su contrastación. Es lo que Popper llama falsabilidad.

Pero es un tema complejo. Tal vez algún día me anime escriba sobre la falsabilidad más en detalle, lo cierto es que es algo que tengo prometido desde hace algún tiempo.

Un saludo.

Explorador dijo...

Me ha gustado mucho,la primera parte me ha recordado una aseveración de Nietzsche en que venía a decir que las virtudes personales son inculcadas por la sociedad para poder sobrevivir, sin utilizarlas ella (heroísmo y sacrificio, por ejemplo).

En la segunda...me resulta un buen criterio, pero las ciencias sociales a veces no lograrían desempeñar ese papel, creo, por lo que las supersticiones quedarían en una "tierra de nadie", parecería que ofrecen algunas ventajas, sin posibilidad de contrastarlo, como dices al final. Esas son las difíciles de desentrañar...y cuando no son un fin en sí mismas, sino una creencia dentro de un conjuunto más o menos armónico...eso es casi imposible, ya :)

Un saludo.

Argonautas dijo...

Hola de nuevo, Evocid. Efectivamente y tal como lo explicas, parece un tema complejo. En este momento, tampoco yo me siento preparado para tratar de "refutar" (en sana aplicación del método científico) tus afirmaciones. Aunque ya que estoy, propondré alguna idea al aire para animar el tema, si esto es bien recibido.

En primer lugar se me ocurre decir que, como su propio nombre indica, el método científico es una cuestíón de método, no de actitud. La actitud es una cualidad básicamente de las personas (tan sano sería pues tener una sana actitud para aplicar el método científico como para hacer prácticamente cualquier otra cosa), y si en algo se apoya el método científico (por cierto, contepto nada claro tampoco en la actualidad) es en la separación entre sujeto y objeto. Por tanto, creo que la actitud, que es no obstante fundamental, habría que dejarla aparte del método científico.

Por otro lado, y entrando ya exclusivamente en la cuestión del método, a priori tan válido parece enunciar una hipótesis y tratar de demostrarla, como enunciar una hipótesis y tratar de refutarla. Porque el método científico incorpora, dentro de sus procesos, todo aquello que pueda oponerse o perjudicar al proceso, tanto de demostración como de refutación. En ello influye sin duda la actitud, pero no es otra cosa que parte partícipe del método (por cierto, concepto que en la actualidad no está nada claro).

Mi parecer personal es que la acción humana (consecuencia de la naturaleza humana) no se puede descomponer tan fácilmente en las facetas de que se compone, mucho menos para después dogmatizar la importancia de unas sobre otras. Es decir, que en la práctica, no existe ciencia posible sin actitud de nobleza humana, ni existe nobleza humana sin ciencia, ni... Las supersticiones, que en la acepción que diste antes tiene una clara connotación negativa, asimismo, en teoría no serían buenas o malas por sí mismas, sino en función del uso y forma de comprensión que hiciésemos de ellas. En definitiva, es un tema completo...

... y hay que ir reservando energías para afrontar el saqueo al que próximamente vamos a ser sometidos por nuestras amadas instancias gubernamentales. Asi que, agradeciendo vuestra paciencia, pazo en mi complacencia y reemprendo mundanas tareas intrascendentes.

PD. Entraré si no os importa como Orfeo, para reservar Argonautas a la mítica voz de mi otro y desangelado blog.

Un saludo a todos.