Me he permitido traducir un breve y en mi opinión magnífico artículo de Bertrand Russell. Espero que os guste.
Sobre la resistencia a comprar
En estos últimos años, una gran cantidad de tiempo, dinero y cerebros se han empleado en romper la resistencia a comprar, es decir, en inducir a personas reticentes a gastar su dinero en la compra de objetos que no tienen ningún deseo de poseer. Es característico de nuestra época el que estas cosas se consideren meritorias: se imparten cursos para aprender a vender, y aquellos que poseen tal arte son ampliamente recompensados. A pesar de ello, si nos detenemos por un momento a considerar el asunto, está claro que ésta es una actividad nociva que hace más mal que bien. Un profesional que ha trabajado duramente, por ejemplo, que ha estado ahorrando para dar a su familia unas placenteras vacaciones de verano, se ve acosado en un momento de debilidad por un bandido altamente entrenado que pretende venderle un piano de cola. Él le responde que no tiene ninguna habitación lo bastante grande como para meterlo, pero el bandido insiste en que, tirando un poco la pared que separa el cuarto de estar del dormitorio, puede entrar perfectamente. El Padre de familia responde que ni él ni su esposa tocan el piano, y su hija mayor acaba simplemente de comenzar a aprender las escalas. "La mejor razón que podrían tener para comprar mi piano" replica el bandido. "En los pianos corrientes las escalas pueden resultar pesadísimas, pero en el mío tienen la profundidad que requiere la melodía más exquisita." El acosado cabeza de familia recuerda que tiene un compromiso y debe irse. Pero el bandido amenaza con venir otra vez al día siguiente; Así pues, desesperada, la víctima acaba cediendo y sus hijos tendrán que renunciar a sus vacaciones en la playa, mientras que las quejas de su esposa serán la salsa de cada comida veraniega.
A cambio de toda esta miseria, el vendedor obtiene una simple comisión y el hombre cuyo piano se ha vendido habrá obtenido un porcentaje del precio de venta como beneficio. Al final, ambos se sienten satisfechos por haber servido bien a su país, puesto que su empresa se supone buena, hace buenos negocios.
Toda esta locura está causada por el hecho que la economía entera se analiza más desde el punto de vista del productor que del consumidor. En épocas anteriores se pensaba que el pan se cocía para ser comido; hoy, sin embargo, pensamos que se come para para ser cocido. Cuando compramos objetos, se espera que lo hagamos no tanto para nuestro disfrute como para el enriquecimiento de sus fabricantes. Puesto que la más grande de las virtudes es la habilidad para los negocios, y puesto que esa habilidad se manifiesta en la capacidad de hacer que las personas compren aquello que no quieren antes que lo que quieren, resulta que el hombre más respetado es el vendedor que ha causado un mayor dolor a sus compradores. Todo esto está relacionado con un error muy elemental, a saber, no tener en cuenta que lo que un hombre gasta en un sentido lo va a tener que ahorrar en algún otro, de modo que no es probable que al final aumente su gasto total. Pero también está relacionado con la noción de que las horas de trabajo de un hombre son la única parte importante de su vida, y que lo que él haga el resto de su tiempo carece de importancia salvo que afecte a las horas de trabajo de otros hombres. Algunos sacerdotes, ciertamente, hablan del hogar americano y de las alegrías de la vida familiar, pero esto es considerado simplemente como su negocio, frente al cual cada vez hay una mayor resistencia a "comprar". Y así, todo lo que se hace es por algún otro motivo. Hacemos dinero no para disfrutar de lo que éste nos puede proveer, sino más bien para que gastándolo hacemos posible que otros lo ganen para así gastarlo y hacer posible que otros lo ganen,... pero al final esto es un sinsentido.
El original, podeis leerlo aquí.
Columnas de la dana
Hace 1 semana
7 comentarios. Haz el tuyo.:
Hoy en día el texto de Russell puede parecer muy simple, incluso ingenuo. Pero refinamientos económicos aparte, yo creo que sigue siendo de gran actualidad. Tal vez incluso más que cuando fue escrito.
De todos modos me atrevo a opinar que tal vez, de escribirlo hoy, Russell incluyera dentro del grupo de "bandidos" a los periodistas. Recientemente he oído por la radio en un par de ocasiones a periodistas acosar telefónicamente a familiares de los pescadores secuestrados en el Alacrana. En los dos casos el familiar, tal vez demasiado educado como para colgar el teléfono, tal vez en estado de shock e incapaz de razonar, insistía en que no quería responder preguntas y que debía de dejar la línea telefónica libre. El periodista, por su parte, también insistía en preguntar cosas que, por otro lado, ya sabía. Ambas escenas similares a la del vendedor de pianos de Russell, eso sí, pero con el agravante de la situación de familiar.
Un artículo muy interesante que nos recuerda las barbaries a las que lleva el capitalismo. Además está gracioso lo de "bandido".
Saludos
¿Pero hay alguien al que no le guste Russell?
Si lo hubiera escrito hoy en día, imagino que la parte de que un hombre tiene que ahorrar por otro lado lo que gasta, no lo había escrito, hoy en día la gente no para de pedir creditos, microcreditos, el minicredito... y todo para comprar una televisión, o un coche por encima de sus posibilidades un... todo para que parezca que tiene cunado en realidad está de deudas hasta arriba.
Gran pensador, Russel. Ahora estoy con su "Por qué no soy cristiano".
bLuEs, pues tengo que reconocer que al traducir me costó especialmente esa palabra, "bandit". Lo de "bandido" me parecía en un primer momento excesivo, pero al final no he podido encontrarle otro sentido a la palabra de Russell.
Ismael, tienes razón. Pero estoy seguro de que esa objección podría ser solucionada conservando perfectamente el sentido del texto de Russell, eso sí, a cambio de hacerlo un poco más farragoso.
Flashman, un libro estupendo.
Me ha gustado muchísimo, y es cierto, hoy parecería de un ingenuo increíble, lo que hemos cambiado, lo que nos han cambiado, quizá...
Y me ha recordado, de nuevo, a 13´99 € ;)
Pues no había caído en la cuenta, Explorador, pero es cierto, recuerda mucho a esa novela.
A ver, el tema del crédito no me parece para nada fundamental en lo que expone Russell. Simplemente, los "bandidos" se han dado cuenta que el límite hasta el cual pueden exprimir a los compradores no se agota cuando llegan al saldo cero, sino que pueden aprovecharse también del dinero que aun no tienen, pero que es previsible que tengan. Y aquí entra en juego un nuevo tipo de bandido-vendedor: el banquero. Él te vende el crédito a cambio de tus ganancias futuras.
Así que, como venía a decir Russell, el objetivo sigue siendo exprimir a los posibles compradores hasta alcanzar su límite. Sólo que el límite ahora ya no es cero. Es un saldo negativo que dependerá de las expectativas que los bandidos tengan sobre las futuras ganancias de las víctimas.
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